LA OTRA CARA DE LA MONEDA
En la actualidad, la evolución del motor Diesel ha logrado que sus prestaciones igualen y hasta en varios casos, superen alas de un motor naftero.Gestionados cada vez con más tecnología electrónica, ayudados por turbos variables, enfriadores, catalizadores y aditivos para mejorar la combustión, estos propulsores logran aceleraciones, consumos y bajísimas emisiones, impensadas años atrás.Pero cuando desembarca en Argentina, esta magnífica evolución necesita la ayuda de algún aditivo en el gasoil o la drástica reducción en los períodos de cambios de aceite y filtros; caso contrario es muy probable que se produzca la rotura temprana de algunos de sus componentes.
En la actualidad el 40% de las unidades que se venden por año son motorizaciones Diesel y más del 40% posee tecnología Common Rail o Inyector Bomba, principales motorizaciónes que por las tolerancias y exigencias de sus componentes se ven perjudicados por la calidad del combustible.
Los problemas
Lamentablemente se torna cada vez más común (y lo va a seguir siendo los próximos años), que vehículos con motorizaciones Diesel de inyección directa de alta presión con pocos kilómetros sufran daños severos como la rotura de pistones o válvulas dentro de la cámara de combustión.Estas fallas son ocasionadas por un único culpable que es el alto contenido de azufre en el gasoil,que varía entre 500 y 1500 partes por millón (ppm),cuando la norma europea(desde donde provienen principalmente estos motores,diseñados especialmente para los países que conforman este bloque), exigen un máximo de 50 ppm.
La cálidad del gasoil argentino no solo acelera el desgaste de las piezas,sino que la mala combustión genera la formación de hollín,destruyendo rápidamente los componentes en cargados, justamente,de reducir las emisiones contaminantes.Un Ejemplo es la obstrucción del sistema de recirculación de gases de escapes a cargo de las válvula EGR que aprovecha parte de los expelidos para reingresarlos al motor y volver a quemarlos,reduciendo las emisiones poluentes.
Esto genera fallas que hasta pueden producir la detención del motor en plena marcha o la obstrucción temprana de los catalizadores, que con menos de 50.000km se vuelven inservibles y desde el punto de vista económico resultan inrreplazables dado el precio de reposición en relación con el costo del vehículo.
Lo anterior obliga a realizar algunas alteraciones " caseras " y entonces es así que se encuentran vehículos con pocos kilómetros con la válvula EGR anulada para evitar problemas mayores al usuario.
El principal perjudicado:el usuario
En esta problematica no hay dudas que el principal perjudicado es el usuario que compró un vehículo equipado con este tipo de motorizaciones,cuyos precios van desde los $50.000 a $26000.-
¿ Como se puede comprender que, por ejemplo ,un automovil de $70.000 con 25.000 km sufra daños en el motor que ocasionen el reemplazo de pistones y válvulas porque el gasoil trabo los inyectores y quedarón inyectando a 1.000kg.cm2 de presión sobre la cabeza del pistón? Si técnicamente se demuestra que el combustible es el problema,¿quien es el responsable por los daños del vehículo? ¿la estación de servicio? ¿la petrolera? ¿ la automotriz?
Este dilema no tiene respuesta siendo el usuario quien termina pagando el pato de la boda.Si el vehículo se encuentra dentro del período de garantía de fabrica (¿hay términales que se responsabilizan por estos daños? si es así el costo de la reparación es menor pero si la garantía expiro el costo de esta reparación representa el 25% del valor del automovil ya que los componentes a remplazar son costosos ,siempre y cuando estén disponibles en argentina.
Para cerrar la nota, a esta altura no queda dudas que el nudo gordiano se encuentra en la necesidad de mejorar la calidad del gasoil.Esto es fundamental para que estos motores cumplan con la vida útil deseada y no se trata solo de automoviles o utilitarios si no también de transporte público y de carga como también podemos encontrar esta tecnología en maquinarias agrícolas.
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